El Gobierno holandés en funciones ha propuesto a su ministro de Asuntos Exteriores, el democristiano Wopke Hoekstra (47 años), como candidato a comisario en sustitución del socialdemócrata Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea y responsable del Pacto Verde, que renunció esta semana para presentarse a las elecciones de Países Bajos. La nominación ha sido comunicada este viernes a Bruselas. Aunque el nombramiento formal de Hoekstra debe ser refrendado por el Parlamento Europeo, La Haya asume que, en cualquier caso, no tendrá el mismo poder que su antecesor, número dos del Ejecutivo europeo. Hoekstra, titular de Finanzas entre 2017 y 2022, se convirtió en el rostro de la intransigencia financiera con sus críticas a la falta de disciplina presupuestaria de los países del sur comunitario durante la crisis de la covid-19.
“He consultado ampliamente con todos los grupos del Gobierno y con la presidencia de la Comisión Europea, y he llegado a la conclusión de nominar a Wopke Hoekstra como comisario”, ha dicho Mark Rutte, primer ministro en funciones, cuyo Gobierno cayó en julio por sus diferencias ante el asilo. A pesar de que las nuevas elecciones están previstas para noviembre y que Rutte ha anunciado su retirada de la política, no quiere que su país pierda voz en Bruselas.
El partido democristiano de Hoekstra forma parte del Partido Popular Europeo (PPE), al que también pertenece la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Tras aceptar el martes la dimisión de Timmermans, la alemana decidió que el comisario socialista eslovaco Maros Sefcovic asumiera las tareas de este como vicepresidente ejecutivo responsable del Pacto Verde, con el que la UE busca lograr la neutralidad climática en 2050. Von der Leyen, que entrevistará a Hoekstra el próximo martes, debe decidir ahora qué atribuciones le dará, algo que dependerá de sus “cualificaciones”, según han adelantado fuentes comunitarias.
Avalado por el Parlamento holandés, Hoekstra abogó durante la primera ola de la pandemia por la solidaridad, pero no de balde, y pidió garantías de reforma económica —en particular a España e Italia— una vez pasada la emergencia. Ante la ola de indignación causada, reconoció luego que le faltó “empatía hacia el sur de Europa” al pedir una investigación sobre el estado de las arcas de sus socios. Se resistió a permitir el acceso de españoles e italianos a una línea de préstamos del fondo de rescate europeo sin sujetarse a un programa de ajustes y reformas. Dijo, también, que ambos países “habían hecho mal los deberes”. Con ello se ganó, entre otras, la repulsa del primer ministro portugués, António Costa, que calificó de “repugnante” la sugerencia de que se investigase la gestión económica de los dos países criticados en plena emergencia por la pandemia.
“Debimos dejar claro que queremos ayudar; no tuvimos suficiente empatía y lo expresamos de una forma que provocó rechazo”, admitió Hoekstra en marzo de 2020. Su firmeza fiscal hizo mella en la coalición de centroderecha, entonces en el poder. Dos de los socios, los liberales de izquierda y el partido confesional Unión Cristiana, invocaron el apoyo mutuo, y ello, unido al rechazo externo, dolió en el seno de Ejecutivo. Con todo, y a pesar de las disculpas presentadas, Hoekstra siguió considerando responsable preguntar a los países que pedían ayuda por el tipo de seguro financiero con que contaban para afrontar la crisis económica que se avecinaba.
En 2020, Hoekstra se convirtió en líder de la democracia cristiana en su país, y en 2021, el partido perdió cuatro diputados en el Congreso, quedándose con 15 escaños. Si llega a Bruselas, deberá convencer a otros países para que aumenten sus contribuciones a los fondos climáticos y sean más ambiciosos en la lucha contra el calentamiento global.
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La propuesta de un conservador para un puesto hasta ahora en manos socialdemócratas y clave en materia medioambiental —que ha sido la gran disputa con los conservadores del PPE y la ultraderecha en los últimos meses— ha caído como un jarro de agua fría en el grupo Socialistas y Demócratas (S&D) del Parlamento Europeo, presidido por la española Iratxe García.
“En el contexto de las recientes maniobras cínicas y populistas del PPE de diluir el Pacto Verde y descarrilar expedientes legislativos clave como la Ley de Restauración de la Naturaleza (LRN), para nuestro grupo es crucial que la cartera de medio ambiente permanezca en la familia socialdemócrata”, ha señalado S&D en un comunicado.
Tras los intentos de esta formación de hacer fracasar la LRN muchos observadores ven, además de intereses electoralistas nacionales, un ataque del líder conservador europeo, Manfred Weber, a Von der Leyen, de su mismo partido. Los comisarios nominados deben recibir el visto bueno de la Eurocámara, como ha recordado también la eurodiputada holandesa liberal Sophie in ‘t Veld, que ha puesto en duda la idoneidad de la elección de Rutte: “El logro europeo más importante de Hoekstra consiste en insultar intensamente a los italianos durante la crisis del covid. Además, no es precisamente un defensor del clima. ¿Qué lo hace tan adecuado como candidato?”, ha cuestionado en las redes sociales.
Como responsable de la gestión medioambiental de la presidencia española de turno de la UE, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha asegurado: “Sean cuales sean las decisiones del Gobierno holandés y de la presidenta Von der Leyen, trabajaremos con el comisario y el resto de ministros en la defensa de la ambición europea”. No obstante, ha subrayado que, “a pocas semanas de la COP [28ª Cumbre del Clima, el 30 de noviembre], es importante contar con el liderazgo de personas conocedoras y comprometidas con estas políticas”.
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