No se había llegado al minuto dos, y mucho de lo que se esperaba o pronosticaba había volado. El efervescente Kevin de Bruyne se cayó a última hora por una indisposición física. Tchouameni, el central que tanto había convencido a Carlo Ancelotti fue al suelo contra Grealish todavía en el segundo 38 y cargó con una amarilla que le apeó de la vuelta. Lunin, el portero que había “descubierto” el Madrid, en palabras de Carletto, se quebró al primer tiro y Bernardo Silva se la coló por el palo corto tras sortear una barrera mínima. Solo habían transcurrido 108 segundos.
3
Andriy Lunin, Rüdiger, Ferland Mendy, Aurelien Tchouameni, Dani Carvajal, Federico Valverde, Jude Bellingham, Kroos (Modric, min. 71), Rodrygo (Brahim Diaz, min. 71), Camavinga y Vinicius Junior (Joselu, min. 86)
3
Stefan Ortega, Rúben Dias, Manuel Akanji, Gvardiol, John Stones, Bernardo Silva, Foden (Julián Álvarez, min. 87), Rodrigo, Kovacic, Grealish y Erling Braut Haaland
Goles 0-1 min. 2: Bernardo Silva. 1-1 min. 12: Rúben Dias (p.p.). 2-1 min. 14: Rodrygo. 2-2 min. 66: Foden. 2-3 min. 70: Gvardiol. 3-3 min. 78: Federico Valverde.
Árbitro François Letexier
Tarjetas amarillas Aurelien Tchouameni (min. 1), Manuel Akanji (min. 37), Dani Carvajal (min. 81) y Bernardo Silva (min. 88)
Y cuando todos habían posado los ojos en la izquierda para contemplar qué era capaz de hacer Vinicius por su orilla favorita ante la ausencia del lesionado Kyle Walker, resulta que ahí estaba Rodrygo y que Vini oficiaba por el medio casi como un nueve. La sonrisilla que deslizó Ancelotti en la previa cuando fue preguntado por las posibles variantes se tradujo en esa disposición.
“Busqué eso por la buena racha de Rodrygo. A Vini no le cambiaba nada. Creo que hemos sorprendido, como en el segundo gol”, valoró Ancelotti, algo que admitió Pep Guardiola, aunque no lo consideró tan fundamental en el encuentro. “Ha salido bien”, comentó Rodrygo, que siempre agradece jugar por la izquierda, su sitio de formación.
El problema para Carletto fue el agotamiento. “Faltó el 3-1 y bajamos en nuestra energía, lo que aprovecharon. A un equipo como el City no le puedes conceder el tiro desde la frontal. Mientras tuvimos energía para presionar arriba, no ocurrió”, afirmó el italiano, que argumentó que, pese a los nueve días desde el último compromiso, raramente plantean un partido presionando arriba uno contra uno y eso tuvo un coste de pérdida de gasolina. Una disección, sobre la falta de resuello, que compartió Valverde. “Ellos aprovecharon algo nuestro cansancio porque dejamos de presionar. Descansamos un poco y eso lo hicimos mal”, apuntó el uruguayo.
La noche mostró, de nuevo, al Ancelotti más intervencionista. Lo intentó en la vuelta frente al Leipzig, cuando rescató sin ningún éxito la fórmula de los cinco medios. Esta vez, con todos atentos a lo que podía rascar Vini en la zurda sin la oposición de Walker, agitó el árbol, llevó al brasileño al centro, como un nueve, y entregó la izquierda a Rodrygo. La necesidad del rápido 0-1 abrió las líneas y el Madrid empezó a lanzar una batería de contras muy dañinas. Rodrygo, a la media hora, y por dos veces Vinicius, cerca del descanso y a la vuelta del descanso, desperdiciaron la ocasión de ensanchar la distancia. Ese 3-1 que lamentó Ancelotti.
Rüdiger vuelve a reducir a Haaland
La noche colocó a Vinicius ante una nueva misión en una jornada tan delicada. Después de hacerse fuerte como extremo zurdo e ir adaptándose poco a poco a sacar provecho de los pasillos interiores, pero siempre partiendo desde la izquierda, contra el City apareció de arranque por el medio, como un nueve.
Siempre insistente, se le notó en una posición ortopédica, con menos del hilo y tino del esperado a la hora de atacar la portería. En el tercero del Madrid, en una ubicación más natural para él, cuando recuperó la izquierda tras la sustitución de Rodrygo, dio el pase a Valverde. Pero apercibido de amarillas para Mánchester, ahí acabó su actuación.
El plan de Ancelotti no rascó la tajada que por momentos acarició, aunque la cita evidenció que el City no está hecho de hormigón a la hora de protegerse. Cuando llegó ayer al Bernabéu, ya sumaba dos goles más en contra que el curso pasado (45-43) en 12 partidos menos (48-60). Había recibido 0,94 dianas por choque frente a las 0,72 del año anterior. En Chamartín, en menos de dos minutos se le fue la ventaja por el desagüe. Y en ataque, Rüdiger volvió a reducir Haaland (contra ningún otro rival ha jugado más partidos (tres) e intentado más remates (seis a portería) sin marcar en Champions), pero al final al Madrid le faltó puntería, fuerzas y le sobró Foden.
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