En el panorama futbolístico hay temas recurrentes que salen a la palestra de forma cíclica y que se vuelven de actualidad en cualquier momento. De los creadores de ‘Mbappe fichará por el Madrid’, llega ‘Mbappe no descarta seguir en París’. Da igual cuando lo leas. Otro de los grandes temas que se repiten como el día de la marmota es el famoso ‘suena Míchel’, la lesión de Neymar en plena semana de Carnaval en Brasil o el VAR la hará el fútbol más justo. Nunca pasan de moda. En el Barça, además de los manidos ‘no se descarta la vuelta de Messi’, también se han ganado su periodicidad, el mal momento del equipo, las dudas con el estilo, los problemas en defensa, el entorno y demás rosario de preocupaciones.
Hoy, 14 de febrero, San Valentín, día de los enamorados, el Barça vuelve a la Champions como quien vuelve a ver a un ex con el que no acabó muy bien, pero que ha decidido darle una segunda oportunidad. Tres años después de la última vez que se vieron, el conjunto azulgrana pisa de nuevo los octavos de final de la máxima competición continental para medirse al Nápoles, con el primer envite en el templo de Diego Armando Maradona. Allí donde el Diego derrochó y recibió amor a raudales, el Barça se reencuentra con sus fantasmas en un momento de dudas, reproches, veteranos cuestionados y el ADN mancillado.
Más que flores y bombones, el Barça necesita amor y cariño. Como diría Viva Suecia, el amor de la clase que sea, porque no están para elegir. Sobre todo, necesitan mucha convicción para curar una herida que ha abierto Deco con su entrevista en la revista Nascer do Sol en la que pone en duda el modelo y el ADN culé. “Hay un método que está agotado y tenemos que descubrir a alguien que rompa con el pasado de una vez por todas y avance hacia un nuevo paradigma”, son las declaraciones del director deportivo que pillaron en fuera de juego a Xavi cuando se enteró en rueda de prensa. Salir de ese jardín no era sencillo sin acabar embarrado hasta las cejas. Y Xavi hizo lo mejor que pudo, no pronunciarse para evitar más incendios. Era lo mejor que podía hacer en ese momento. Tocar un tema tan sensible como el estilo Barça derivado del cruyffismo es solo una gota más que va llenando el vaso en el barrio de Les Corts. La tranquilidad que se suponía iba a traer el anuncio de Xavi y su salida a final de temporada ha durado dos semanas.
En el día del amor, el cuadro azulgrana tiene la oportunidad de reconciliarse con el balón, amortiguar la caída y brindarle una alegría a una afición colmada de paciencia hasta las cejas. Deberá hacerlo sin excusas por los lesionados. Lo que le puede consolar al equipo de Xavi es que el Nápoles tampoco pasa por su mejor momento, aunque lo mismo se dijo del Granada y ya sabemos cómo acabó la película. Más que un romance, casi acaba como Leonardo DiCaprio en Titanic.
Si alguien tuviera que organizar la cita perfecta para San Valentín con todos los ingredientes que tiene el Barça sobre la mesa, tendría trabajo y mérito si lo consiguiera. No hay nada que la Liga de Campeones y su melodía pegadiza no cure, el amor que profesa esta competición supera cualquier crisis. Cuando suenen los primeros acordes, empezará una nueva oportunidad. Habrá que ver si el Barça se reconcilia con su gente gracias a la ‘linda y deseada’ o si sigue pidiendo la hora.
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