Militares adscritos a la Guardia Presidencial de Níger han protagonizado este miércoles un intento de golpe de Estado en este país africano. Los sublevados han retenido durante todo el día al presidente Mohamed Bazoum en su residencia, pero otros cuerpos del Ejército se han negado a unirse al levantamiento, según informó la propia Presidencia de Níger en su cuenta de Twitter. “El Ejército y la Guardia Nacional están preparados para atacar a los elementos de la Guardia Presidencial implicados en esta acción si no vuelven a la razón”, aseguraba el mensaje presidencial. Por la tarde, numerosas manifestaciones de apoyo a Bazoum surgieron por todo el país. Una de ellas intentó llegar hasta el palacio presidencial, pero fue dispersada con tiros de advertencia por parte de los sublevados.
La sublevación comenzó sobre las cinco y media de la mañana cuando miembros de la Guardia Presidencial bloquearon el tráfico y tomaron posiciones en torno al palacio presidencial en Niamey, la capital nigerina. Los protagonistas de esta “acción antirrepublicana”, tal y como la definió la Presidencia de Níger, retienen al presidente Bazoum y su familia en el interior del edificio. Fuentes próximas al Gobierno aseguran que el líder de este motín es el general Omar Tchiani, jefe de la Guardia Presidencial, quien temía ser destituido en los próximos días.
Numerosas unidades del Ejército, en principio leales al Gobierno, se fueron desplegando a lo largo de la mañana en diferentes puntos de la capital, en concreto, las sedes de la televisión y la radio pública y los principales cruces. De igual modo, militares procedentes de diferentes cuarteles de los alrededores de Niamey, así como de las regiones próximas de Dosso y Tillaberi, se han dirigido a la capital, aunque sus intenciones no están del todo claras.
Las autoridades regionales han reaccionado con rapidez. El presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, condenó “de la manera más vigorosa este intento de tomar el poder por la fuerza” e instó a los golpistas a liberar “inmediatamente y sin condiciones” a Mohamed Bazoum. Por su parte, el presidente de la Comisión Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), el nigeriano Bola Tinubu, aseguró: “No aceptaremos ninguna acción que perturbe el buen funcionamiento de la autoridad legítima en Níger o en cualquier parte de África occidental”. Tinubu ha iniciado consultas con los líderes regionales para intentar encontrar una salida.
El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó también “con la mayor firmeza” el intento de golpe de Estado en Níger y pidió que se proteja el orden constitucional en el país africano. En un comunicado emitido al mediodía, Guterres dijo que condena “toda tentativa de toma de poder por la fuerza y de atentado contra el sistema democrático, la paz y la estabilidad de Níger”. Por su parte, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, expresó también mediante un comunicado que Estados Unidos está “profundamente preocupado” por los últimos acontecimientos y condena “cualquier intento de subvertir al Gobierno democrático” de Níger. “En particular, exigimos a los elementos de la Guardia presidencial que liberen al presidente Bazoum y eviten la violencia”, dijo el asesor del presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
Desde París, el Gobierno francés condenó “todo intento de toma del poder por la fuerza” en Níger, al tiempo que pidió “restablecer las instituciones democráticas” en ese país. “Francia está preocupada por los acontecimientos que están transcurriendo en Níger y sigue atentamente la evolución de la situación”, indicó el Ministerio de Exteriores en un comunicado. París se asoció a la Unión Africana y a la Cedeao para exigir “que se restablezca la integridad de las instituciones democráticas nigerinas”, agregó Exteriores.
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Níger es el país que acoge al grueso de los soldados de la operación militar francesa Barkhane después de su expulsión de Malí por la junta militar. Además, existe una importante base de drones estadounidense en el norte del país. En materia migratoria, el presidente Bazoum también ha sido un importante colaborador de las políticas europeas. Níger es un país sobre todo de tránsito de migrantes hacia Europa y, ya en su etapa de ministro del Interior, colaboró estrechamente con la Unión Europea para la creación de campamentos de acogida para solicitantes de asilo. Hoy por hoy es el último gran aliado occidental en una región convulsa atravesada por las principales rutas migratorias hacia Europa y marcada por la violencia terrorista, la pobreza y el cambio climático.
Este es el segundo intento de golpe de Estado que sufre Mohamed Bazoum desde que llegara al poder, tras ganar las elecciones presidenciales en febrero de 2021. Un mes más tarde, apenas unos días antes de que tomara posesión como presidente, un grupo de militares protagonizó una intentona golpista que fracasó y por la que fueron condenadas 27 personas, entre ellas el coronel mayor Hamadou Djibo y el capitán Sani Gourouza, considerados los autores intelectuales y cabecillas del golpe. Mohamed Bazoum, quien tiene 63 años en la actualidad, había sido ministro del Interior del expresidente Mahamadou Issoufou y se le considera uno de los principales aliados de las políticas europeas en el Sahel.
Níger, con unos 26 millones de habitantes, es, al mismo tiempo, uno de los países más pobres del mundo, según el Índice de Desarrollo Humano, y el que ostenta la media más alta de hijos por mujer del Planeta, que se eleva a 6,9. Una de las principales amenazas a las que se enfrenta en la actualidad es el terrorismo yihadista que se ha ido infiltrando procedente de los países vecinos. La región de Diffa, en el este, es escenario frecuente de incursiones de Estado Islámico de África Occidental (Iswap) desde Chad y Nigeria, mientras que en la región de Tillabéri, en el oeste, opera desde hace casi una década Estado Islámico en el Gran Sahara (EIGS), que penetró desde Malí y Burkina Faso, llevando a cabo frecuentes ataques y atentados.
El incremento de la actividad terrorista y la incapacidad de los Estados del Sahel para poner freno a su expansión está en el origen de los golpes de Estado que vivieron sus vecinos Malí y Burkina Faso entre 2020 y 2022 y que llevaron al poder a juntas militares. En ambos países dichos alzamientos contaron con un importante apoyo popular y tuvieron un marcado acento antifrancés y favorable a Rusia. En Níger, donde también existe un creciente sentimiento antioccidental, Mohamed Bazoum ha logrado hasta ahora mantener a raya a sus generales y se ha mostrado muy crítico con las juntas militares en Malí y Burkina Faso.
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