El Banco de España advierte del riesgo de elevar el coste del despido improcedente | Economía

Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España.Pablo Monge (CINCODIAS)

El Banco de España lanza una advertencia sobre los riesgos de tocar el despido improcedente como pide el Comité Europeo de Derecho Sociales. Si se elevan las indemnizaciones para hacerlas disuasorias y reparativas teniendo en cuenta las circunstancias individuales, habría que ir caso por caso para calcular la cuantía, lo que “aumentaría, previsiblemente, la conflictividad judicial por despidos y la incertidumbre y el coste de dichos procesos, con potenciales efectos negativos sobre el empleo”, sostiene el organismo supervisor. Este explica que el 75% de los despidos son declarados improcedentes o nulos en sentencia judicial. Y por este motivo abunda este tipo de despido. De ahí que el banco inste a que se clarifiquen las causas del despido para que pueda utilizarse el procedente, que tiene una indemnización alta si se compara con los países de la Ocde. Máxime cuando la economía española se enfrenta a cambios y reasignaciones importantes en el mercado laboral por la tecnología y el envejecimiento que, en opinión del supervisor, no habría que obstaculizar. Y para ello es además esencial cambiar las políticas de formación e intermediación, que ayudan a mejorar la empleabilidad de los trabajadores de mayor edad y a reciclarse en un momento de transformaciones tecnológicas.

El Banco de España dedica un capítulo entero de su informe anual al mercado laboral. El empleo ha mostrado un gran vigor en España, si bien se trata de un fenómeno generalizado en todas las economías, recuerda la institución. Parte de este dinamismo se debe al aumento del sector público por la pandemia y al retorno de la inmigración. Los foráneos han supuesto la mitad del millón de empleos creados desde principios de 2022. Y los salarios han crecido por encima de lo fijado en los convenios: frente a 2019 crecen un 16,9% sin descontar la inflación y un 1,2% en términos reales. Sin embargo, esta buena evolución, que en su mayor parte se debe al sector privado, se ha visto acompañada de unos datos de productividad muy pobres, lo que ha hecho que los costes laborales por unidad producida suban con intensidad. Este encarecimiento podría suponer un riesgo para la competitividad de mantenerse, advierte el organismo supervisor. Y aunque el mercado laboral esté exhibiendo una gran fortaleza, España sigue padeciendo una tasa de paro que duplica la media de la UE. El banco señala que este desempleo tan elevado coexiste además con señales de tensionamiento en el mercado laboral similares a las que hay en Europa. Las encuestas que hace la institución a empresas indican que un 40% de ellas sufre una limitación a la actividad por la falta de mano de obra.

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Envejecimiento y tecnología

Y estas tendencias recientes se van a enfrentar al impacto de las nuevas tecnologías y el envejecimiento de la población. El envejecimiento lastra el número de trabajadores y la productividad, y obliga a alargar la vida laboral y a fomentar la llegada de inmigrantes. La tecnología cambia la oferta y demanda de trabajo. De hecho, se constata en España y en toda Europa un fuerte aumento del personal técnico y de actividades intelectuales y profesionales. Los perfiles que se precisan cambian y se crean nuevos empleos, pero también puede haber desplazamientos de trabajadores. En un contexto de paro elevado, es importante repensar las políticas de empleo, dice el banco. Las llamadas políticas activas son poco eficaces para reincorporar a los trabajadores al mercado laboral. Participan pocos parados y la ley de empleo que se ha aprobado no va a mejorarla. Entre otras cosas, el supervisor recomienda impulsar la coordinación entre políticas activas y pasivas: es decir, que la prestación esté condicionada y ligada a la formación para recolocar al parado. Y que haya incentivos para esa reinserción como el control de la búsqueda de empleo, la prestación decreciente conforme pase el tiempo sin recortar el montante total, o el complemento salarial que se siga percibiendo una vez se haya conseguido un trabajo. Estas iniciativas sí que estaban en parte incorporadas en la reforma de los subsidios que cayó en el Congreso y que todavía hay que aprobar para cumplir con el cuarto pago de fondos europeos.

En cuanto a la reducción de jornada que plantea el Ejecutivo, el banco señala que hay que hacerla con la suficiente flexibilidad para tener en cuenta la circunstancias de cada sector y empresa. El organismo subraya sobre todo que la jornada ha estado bajando de forma natural cuando aumenta la productividad. Y esa es la receta que en el fondo prescribe: no es reduciendo la jornada como aumenta la productividad, sino que aumentando primero la productividad es como se puede rebajar la jornada y a la vez subir salarios. Sobre las subidas del SMI, explica que tras elevarse en un 54% desde 2018 se han alcanzado unas cotas en las que cualquier futuro incremento debe someterse a un detallado estudio sobre las consecuencias para determinados colectivos, sectores o regiones.

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La reforma laboral

Respecto a la reforma laboral, el banco señala que esta ha sido un éxito en la medida en que ha reducido sensiblemente la temporalidad del sector privado. También ha conseguido bajar algo la rotación en el empleo, pero en mucha menor medida, debido a los fijos discontinuos y a la menor duración ahora del indefinido. Según los datos, los fijos discontinuos se están utilizando como temporales. Es más: presentan incluso una rotación mayor que los temporales antes de la reforma. Y además los contratos fijos tienen ahora una mortalidad mayor que antes marzo de 2022, recalca. Lo que quizás se deba a que el proceso de aprendizaje para ver si el trabajador se adecúa al puesto se haga ahora más con el indefinido.

Pese a que ha mejorado ligeramente la estabilidad en el empleo, se sigue estando lejos de las medias europeas, concluye el informe anual. La probabilidad de que el empleo desaparezca sigue siendo bastante mayor que en el promedio europeo. Y la tasa de rotación continúa siendo más alta. Otras métricas que miden la inestabilidad en el empleo apenas han cambiado como los patrones de creación y destrucción de puestos de trabajo. Eso sí: el miedo que había a que afectase a la flexibilidad del mercado laboral y perjudicase al empleo no se ha materializado en un contexto de ciclo al alza.

El Banco de España destaca también que desde 1990 se ha generalizado en todas las economías avanzadas la tendencia de que la productividad crezca más que los salarios. Esta obedece a factores como la globalización, los cambios tecnológicos y sectoriales, el mayor peso de las inversión en tecnología respecto al trabajo, la incorporación de la mujer y los inmigrantes o el mayor poder de negociación de las empresas. En la economía española esta evolución ha sido incluso más marcada que en otros lugares. Y la institución lo achaca más a los cambios sectoriales. No obstante, recalca que lo importante es que los salarios reales exhiben un mejor comportamiento allá donde la productividad avanza más. Es el factor determinante de las ganancias de poder de compra. Y eso es lo que, según el banco, hay que centrarse en reforzar.

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